Preparación

Una vez adecuado nuestro espacio o entorno seleccionado para efectuar nuestros ejercicios de relajación, ahora deberemos de prepararnos para llevar a cabo los ejercicios que nos ayudarán a relajarnos.

Para llevar a cabo nuestros ejercicios primero tendremos que cuidar nuestra comodidad personal por encima de todo. Para ello tendremos que evitar a toda costa efectuar los ejercicios de relajación con ropa ajustada o que realicen una cierta tensión sobre nuestro cuerpo o partes de nuestro cuerpo, como pueden ser: pantalones tejanos o ajustados, calzados rígidos, sujetadores, gafas, joyas o complementos que puedan incomodarnos.

Una vez hayamos adecuado nuestra indumentaria para la correcta realización de los ejercicios, deberemos de ser conscientes de que los mismos podremos realizarlos de tres formas completamente distintas pero igualmente efectivas:
  • Tendidos: sobre una cama o un diván, siempre y cuando nuestros brazos y pierdas tengan un ligero angulo de inclinación y los mismos permanezcan apartados del cuerpo.

  • Sentados: en caso de que dispongamos de un sillón confortable y el mismo presente de brazos, podremos efectuar nuestros ejercicios de respiración sentados en el mismo, siempre y cuando tengamos la posibilidad de emplear apoyos tanto para la zona del cuello o nuca y podamos recostar nuestros pies.

  • Banqueta o taburete: en esta posición la espalda carece de un respaldo en el que apoyarse, por lo que el peso del cuerpo recae sobre la zona dorso lumbar, la cual ha de permanecer completamente relajada.
Una vez estemos preparados para comenzar nuestros ejercicios, es importante que previamente seamos conscientes de nuestro entorno y seamos capaces tener una completa consciencia de nuestro propio cuerpo. Para ello, primero analizaremos nuestro entorno exterior, examinando todas y cada una de las cosas que nos rodean.

Tras finalizar nuestro análisis de nuestro entorno exterior, deberemos comenzar a ser conscientes de nuestro propio cuerpo, notar cada una de las sensaciones que nos transmite nuestro cuerpo puede llegar a parecernos de entrada un ejercicio absurdo, pero en muchas ocasiones nuestra falta de concentración o de tiempo nos impide asimilar la información que nos facilita nuestro propio cuerpo.